Tornando
             a Casa

La vuelta 100 años después.
Dicen que la italianidad es algo casi genético. Que se puede haber nacido en otro lugar, pero que basta con pisar la tierra de la península para sentir que la sangre reconoce el lugar. Que de algún lugar profundo se reconocen los olores, los colores, los sonidos y lugares.
La búsqueda se inicia con un mapa, como en los juegos infantiles. Larga búsqueda con calles que ya no existen y viejos vecinos que me guían a mi, y a mi primo descubierto, durante meses hasta dar con la casa de Francesco y Sante Marcolini.
En Jesi fue mas fácil, la calle aún existía.
En ambos casos la llegada fue mágica. La foto con el cartel "Botonto" muestra ese camino-tunel al que llegué el primer día dejándome arrastrar por "algo", alguna cosa me indicaba que ese era el camino. Pero recién después de búsquedas en archivos comunales y la guía de los viejos del lugar llegué a la casa que estaba, justamente, al final de ese camino...
La casa de la nona apareció igual. El primer día en Jesi, caminando llegué hasta un grupo de palazzi que me daba la sensación de conocer de antes. Luego, cuando en el Anagrafe (Registro Civil) me dieron la dirección, descubrí que era ese lugar al que había llegado solo antes...
Una prueba de que existe una memoria en la sangre.

La muestra habla de eso; de mi vuelta a la casa de mis nonos paternos en Macerata (Marcolini) y en Jesi (Ceccarelli), ambas ciudades en la región de Marche. Una búsqueda de fantasmas de la niñez. Una parte de mi historia, porque habrá una segunda, tal vez, con la vuelta a la casa de los nonos maternos, en el Piamonte.

Marcello Marcolini
 

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